El Sufragio Femenino y el Sentido
de la Democracia
25/10/2016
Pedroza Daniel
Antes
de comenzar el presente es necesario aclarar que no se realizara una crítica
referente a la película “Las Sufragistas” únicamente se tomara la
ejemplificación que aquí se ofrece de la lucha de las mujeres por lograr el
voto femenino, relacionándola con la corriente del feminismo marxista, sus
implicaciones y el sentido del voto en la actualidad.
En
el principio de la película se nos ofrece un panorama del ámbito sociocultural
y el rol que desempeña la mujer dentro de sus actividades laborales, podemos
observar que a pesar de encontrarse trabajando esta desarrolla labores
vinculadas estrechamente con el quehacer doméstico (lavar, planchar, doblar la
ropa) mientras que los hombres asumen también su rol, el de manipular el
producto (pesado) que ya ha pasado por las manos de las mujeres y entregar a
sus respectivos destinos (relacionarse socialmente) , marcando lo que llamaríamos la división del trabajo por género
misma que no es cuestionada en la película (por la mayoria) ya que se ha convertido en
una normalidad, en un mundo moldeado a modo, mediante una visión machista
donde las mujeres no son aptas para desarrollar cualquier tipo de trabajo como
manejar, reparar cierta maquinaria, mucho menos para ejercer el derecho
exclusivo de los hombres al sufragio.
En
este sentido es importante reflexionar sobre le evolución del rol de las
mujeres en el siglo XXI, a lo que Lipovetsky responde y acuña el término de tercer paradigma de la mujer donde nos
expone que;
Desde mediados del siglo xx, la
mujer ya no es definida por la mirada del hombre y no fue más que lo que el
hombre quería que fuese. Ahora, la mujer se advierte como posibilidad abierta y
aún indefinida de lo que ella desea ser. Pierde fuerza la idea de la mujer
entendida como mujer de su casa y se abre paso la idea de la legitimidad del
derecho al sufragio, al descasamiento, a la libertad sexual, al control sobre
la procreación. La mujer puede ahora elegir
lo que desea ser; tiene el poder de inventarse a sí misma. Esto no supone la
desaparición de las desigualdades entre los sexos, sobre todo en relación a
organizar la vida familiar. (Daros, 2014)
Lo
que en algún momento menciono Marx, que el hombre al abandonar la vida nómada y
crear o desarrollar el concepto de la
propiedad privada (entendiendo propiedad privada como los medios de producción)
había relegado a la mujer un papel meramente doméstico, quedando a expensas del
trabajo remunerado (especie/dinero) del hombre, adoptando un papel de sumisión,
parecería haber cambiado drásticamente a lo largo de los últimos años como lo
señala Lipovetsky, pero realmente la mujer puede elegir lo que desea ser, o
sigue estando condicionada por el papel dominante del hombre, quizá en esta
etapa neoliberal lo que menos importe sea el género, la edad, raza, etnia o el
grado de escolaridad, para que la mano de obra sea explotada.
Si
bien la corriente del feminismo marxista señala que la mujer no sufre una
subordinación de carácter biológico, sino que es el resultado de una condición
social y económica misma que la mantiene oprimida, también señala que el hombre
al igual que ella es reprimido por el sistema económico capitalista
(neoliberal), un ejemplo de la película es el acto de dar en adopción al hijo
de la protagonista (Maud) cuando ella falta en el hogar dejando de aportar
dinero, su esposo se ve imposibilitado de seguir manteniendo a su hijo, la
libertad del individuo es proporcional a la cantidad de ingresos que percibe.
Esto aunado al temor de defender los derechos laborales actualmente cuando la
mayoría de los empleados debe de callar para conservar sus ingresos son males
compartidos por ambos géneros.
Reconozco
que es de carácter irrefutable el derecho que hombres y mujeres tienen de
emitir su voto y de ser votados, ejercer plenamente sus derechos, sobre todo si
nos encontramos en un sistema político que se viste de democracia, en este sentido la lucha que a lo largo del
tiempo han desempeñado las mujeres para lograr constitucionalizar este derecho
y para llevarlo a la práctica es de gran importancia, ya que confiere una
igualdad ante la ley entre ambos géneros. Pero ahora que hombres y mujeres
podemos votar, ¿para qué hacerlo?
A
primera vista la respuesta parecería muy obvia, elegir a nuestros gobernantes,
votar por la implementación de alguna ley, o votar en contra, postularnos para
ejercer algún cargo público, votar a favor o en contra de alguna reforma constitucional.
Y es que esto es lo obvio si nos encontramos en un estado democrático pero me atrevo a decir que la democracia nunca
ha existido en nuestro país y este proceso económico conocido como
neoliberalismo a despojado al estado y los políticos de muchas de sus
funciones, sin mencionar las maneras de sociabilización de una nación,
gestionando desde arriba las (transnacionales) políticas que han de ser
implementadas, quienes competirán por la presidencia, a quienes apoyaran y
quienes simularan que esto nunca fue una imposición, como lo mencionara el
vocero del EZLN en el 2007;
El trabajo del Político de Arriba
era, pues, mantener funcionando la incubadora en la que era introducido el
individuo desde que nacía. Una incubadora que es como las lavadoras ésas
automáticas, que las programas y empiezan a lavar, enjuagar y secar en forma
secuenciada. Para eso están la familia, la escuela, el trabajo, los medios de
comunicación, los procesos electorales, la administración de justicia, la
represión policíaca y militar, el gobierno. […]
En el mundo globalizado el Estado y
los Políticos no pueden ya cumplir esta función. El individuo ya no tiene por
qué referirse a una patria, una cultura, una raza o una lengua, el vientre
materno es ahora esa megaesfera que algunos llaman todavía “planeta tierra”. El
“ciudadano” ya no es producto de la labor de la política en el Estado Nación,
ahora la “incubadora-lavadora-planchadora” es la megápolis, el mundo
globalizado. Si antes los parámetros de “socialización”, es decir, de
“domesticación”, o “ciudadanización” del individuo eran los de una Nación,
ahora lo son los de la globalización neoliberal. (Marcos, 2007)
Entonces para qué sirve
ejercer el voto en nuestro sistema político, cuando las decisiones se toman sin
consultar, cuando la clase política de un país es la que menos gobierna
asumiendo un papel simplemente de contenedora de los problemas sociales, quien
elige entonces a los candidatos a los que la población remitirá su voto, acaso
¿no debiera ser la misma población quien elija por quién votar? O solo debe
elegir una respuesta predeterminada para legitimar el siguiente periodo de
gobierno.
Resulta irrefutable el
hecho de que hombres y mujeres tienen los mismo derechos estén o no estén
constitucionalizados o reconocidos por alguna ONG, hay mucho por lograr aun,
sobre todo en las concepciones sociales para que las mujeres sean vistas con
los mismos derechos que los hombres, debemos de dejar a un lado la lucha
fragmentada, el buscar llegar a una democracia no es solo tarea de un género,
es responsabilidad de todos, para que el derecho al sufragio que en su momento
buscaron y consiguieron los hombres (clase obrera), y hasta hace poco las
mujeres, sea respetado.
Trabajos citados
Daros, W. R. (2014). La mujer posmoderna y el machismo. Franciscanum.
Revista de las ciencias del espíritu, 107-129.
Marcos, S. (2007). “De
la política, sus finales y sus principios”. Michoacan: Enlace Zapatista.